Nos
sentimos atraídos
En nosotros se desarrollan una
serie de sensaciones, de deseos, de sentimientos que nos demuestran y nos
enseña que hay algo que nos gusta. Basta
con que usted vea una multitud y de seguro va encontrar una persona que a su
vista destaca por encima de las otras personas.
Incluso salir a la calle a caminar encontraremos detalles que nos son
mucho más agradables sin estar del todo consciente que hay muchos otros
detalles en lo que vemos, que no hemos prestado atención, bien sean sonidos,
olores, imágenes o sensaciones táctiles.
Esas pequeñas cosas,
situaciones o personas que destacan y nos hacen prestar atención o por lo menos
fijarnos con mayor interés, son las que nos van a guiar en el camino de nuestra
evolución y desarrollo como seres humanos y como alma.
Es muy sencillo para muchas
personas lograr percibir el cómo determinadas experiencias le han ido enseñado
y preparando para la siguiente. Con solo hacer un pequeño viaje a nuestra edad
escolar, podemos ver como esas materias que aprendimos en años anteriores, nos
han preparado para poder aprender en el siguiente año escolar.
Pero nos cuesta poder percibir
como un evento no agradable, una relación que ha terminado, un trabajo que no
entregamos, una relación laboral, incluso un accidente, nos ha preparado para
seguir avanzando y creciendo.
Esas experiencias van desarrollando
un patrón de pensamiento, una memoria, que luego ante determinados eventos similares
van a mostrarnos a través de la experiencia previa la búsqueda de la mejor
solución. Ni hablar de las características que cada ser humano desarrolla,
algunos pueden ver sus intentos frustrados y dejar de intentarlo nuevamente,
otros en cambio deciden continuar adelante.
Todo ello va forjando el
carácter, las ideas, las alarmas, la predisposición a los eventos y muchas
veces los miedos a no repetir experiencias no agradables.
Lo bueno es que la vida es
benevolente, siempre está a nuestro favor, empujando y llevándonos al camino de
aprender y corregir el rumbo. Por supuesto en la medida que nos desviamos se
empieza a complicar todo. Es como tener una carretera y decidimos viajar en
medio de los matorrales, va a ser más complicado llegar a destino, incluso y
seguramente nos perderemos en medio de esa selva donde nos adentramos.
Nos sentimos inmensamente
atraídos por esos problemas que van a desarrollar nuestro espíritu, pero no
sabemos que esa atracción ha llegado para enseñarnos, esa persona de la cual usted se ha enamorado produce
una atracción para poder engancharlo a
usted con la experiencia necesaria para atravesar el bosque que le toca
experimentar y crecer.
Así como cuando somos niños y
jugar, nos caemos y vamos aprendiendo a tener mayor control sobre nuestro cuerpo,
vamos conociendo la capacidad de levantarnos, de caer y rodar, y de colocar los
pies de forma firme para detenernos en una carrera, o sencillamente para poder
cambiar de dirección, así es la vida.
Y todas esas acciones físicas
que hemos desarrollado se van grabando en nuestros músculos, en nuestra mente y
ella hace uso de ese conocimiento sin la necesidad de estar dando órdenes de
forma consciente.
De igual forma va sucediendo
con cada una de las relaciones que mantenemos, ellas refuerzan, pulen, limpian,
desarrollan nuestras capacidades, nuestras habilidades, nos enseñan, nos
modifican, nos van puliendo como el joyero hace con una piedra preciosa.
¿Es usted la misma persona que hace 5 años atrás?
¿Piensa de la misma forma?
Quizás tenga la misma idea de las cosas
que le agradan o no le agradan, pero seguramente su patrón de pensamiento ha
cambiado. Poco o mucho, pero ha ido cambiando y ha ido experimentando
situaciones nuevas o similares, que lo han traído hoy aquí.
Se dice que nos sentimos atraídos
en un primer instante por la energía y experiencia que nos brinda la emoción de
compartir con otra persona, porque nuestras almas se reconocen entre
ellas. Al igual que el alumno aparece
cuando el maestro está preparado, o que alguien se convierte en maestro cuando
el alumno ha llegado. Es un camino bidireccional, de doble vía, dos sentidos, porque
ambos están enseñando al otro. El maestro aprende de las inquietudes del
alumno, el alumno aprende de la experiencia del maestro.
¿Qué es un maestro?
Sencillamente alguien que ya ha recorrido el
camino que hoy hemos decido recorrer nosotros, y con el cual contamos para que
este viaje de aprendizaje sea más agradable y sencillo.
En la etapa del enamoramiento,
nos segamos ante muchas características de nuestra pareja, la emoción nos
embarga, nos nubla la mente. Por ello el amor es ciego, la atracción se hace más
fuerte, donde el tiempo se detiene, se vuelve casi de forma obsesiva al pensar
constantemente en esa persona, incluso llega a cambiar nuestro estado de humor,
haciéndonos sonreír con solo pensar en esa persona, se detiene el tiempo, se
nubla la razón, y se intensifican los deseos e impulsos.
El amor se va construyendo en
el tiempo, en el compartir, en ir aprendiendo a aceptar esos detalles que cada
persona tiene y que quizás no son perfectos para más nadie, pero son perfectos
para nosotros, o para mí. Y esas características que a otros puede llegar a
sacar de sus casillas y ser intolerables, para el que está enamorado resulta
hasta atractivo.
Luego con amor empezamos a
identificarnos, a fundirnos uno con otro, a copiar patrones, se empieza a ser
reflejo de lo amado, es común encontrar parejas que se aman y que han copiado y
modelado el comportamiento de su amor. Sin buscarlo, sin que sea un objetivo,
se han amoldado el uno con el otro, incluso en sus diferencias se han vuelto
sus virtudes y acompañamiento mutuo.
De no ser por el amor,
seguramente no estarían juntos. Pero ese amor necesita crecer, desarrollarse y
seguir aprendiendo. Las parejas que dejan de aprender juntas, dejan de amarse.
Puede llamarle usted como desee, costumbre, compañía, tolerancia, como sea,
pero para seguir juntos necesitamos seguir aprendiendo, claro eso no siempre se
hace de forma consciente.
Todo ello ni siquiera lo podemos percibir cuando
sucede, podemos ver hacia el pasado e identificarlo, pero en el día de hoy
preguntarse qué estoy aprendiendo no se consigue respuesta. El mapa es mucho más
grande que un día a la vez, es como
colocar una ralla cada día sobre una hoja en blanco, como en el juego de unir
los puntos, necesitamos muchos días para
ir dando forma a ese dibujo.
Nos sentimos inmensamente
atraídos por esas experiencias que nuestra alma desea
y anhela vivir y
experimentar.
Desde ir a la playa, volar en parapente o conducir un coche. Toda idea que usted tenga de algo, que cada
vez que usted piensa en ello se le esboza una sonrisa en sus labios, se
enciende una luz en su interior, es esa experiencia que usted necesita vivir
para crecer.
Otro detalle curioso y sucede aún con mayor intensidad, es esa situación o
experiencia que le genera miedo. Mucho de lo que necesitamos para vivir, ser
felices, aprender, crecer, desarrollarnos, avanzar, ser abundantes, sonreír,
nos genera miedo.
Desea usted aprender a manejar
un coche, y le da miedo. Incluso si usted ya maneja, seguramente podrá recordar
el temor que sintió las primeras veces que se sentó detrás de un volante. Y no
hablo del miedo racional que se siente a través de las ideas de las consecuencias
que puede tener manejar sin experiencia, como chocar o colisionar con otro vehículo.
Me refiero a ese miedo, ese nudo en la garganta, en el pecho, en el estómago,
que comúnmente nos paraliza.
Ese miedo que sentimos cuando
dimos el primer beso a nuestra pareja. Ese temor. Esa inquietud. Ese miedo que no es mental, es un miedo
físico, presente en nuestras sensaciones, se disparan mecanismos físicos que si
bien aceleran nuestros latidos del corazón y nos puede hacer sudar de los
nervios, también sentimos un empuje interior, una paz, un estado en el cual el
mundo a nuestro alrededor desaparece, se detiene, deja de existir. Puede estar
usted en el sitio más ruidoso de la ciudad y en ese instante el ruido
desaparece.
Nos sentimos inmensamente atraídos
por los problemas que van a darnos las experiencias que necesitamos vivir, pero
seguramente con su edad, con sus experiencias ya vividas, usted debe de tener
situaciones que cuando las realiza se siente muy bien consigo mismo. Son esas
acciones que realiza que le hacen sentir bienestar, que dentro de usted se
sienten muy bien, sin importar si a los demás les parece bien o no.
Sencillamente a usted le reconforta y le agrada. Puede ser desde algo tan
sencillo como cocinar, pintar, limpiar, o armar motores, hacer deporte, o
sencillamente sentir en toda su dimensión la naturaleza a su alrededor.
Esas situaciones que le llenan
de gozo, son las piezas del rompecabezas que usted debe ir acomodando y
encuadrando para descubrir lo que le gusta, lo que puede hacer y descubrir el
mapa que ha de conocer en el viaje.
Como mencionamos
anteriormente, no hay una regla para todos, pero para todos hay un camino,
seguramente nos podremos cruzar una y otra vez, quizás algunas personas nos acompañan
por un tiempo con fecha de caducidad, otras lo hacen durante el resto de
nuestras vidas. A unos les tocara estar 20 años en el mismo trabajo o haciendo
la misma labor, otros no, la diversidad es muy amplia, pero todos hemos nacido
con una tarea, con un fin, desarrollar nuestro mayor potencial, queramos o no,
hay una fuerza mayor a todos nosotros, sea llamado universo, Dios, vida, esa
fuerza nos empuja, nos lleva a donde debemos estar, nos impulsa a ese
desarrollo y evolución de todo ser humano.
Mucho se habla de que hemos sido
creadores de nuestra vida, algunos están de acuerdo, otros no tanto. Nuestras
decisiones han moldeado el camino que hemos recorrido, incluso podemos llegar a
pensar que las situaciones externas nos han obligado a tomar esas decisiones.
Pero lo cierto es que siempre hemos, tenemos y tendremos un abanico de opciones
ante cualquier situación que se nos presenta.
En mi caso personal pase muchos años tomando decisiones con la mente,
analizando, calculando, haciendo pronósticos de los posibles resultados que esa
decisión podría dar, en cualquier área de mi vida, sin estar yo consciente de
ello, porque era el patrón de comportamiento que había aprendido, le daba yo más
valor a lo que pensaba que a lo que sentía, incluso siguiendo patrones de otras
personas y de sus experiencias.
No estuvo mal, ya que fue el
camino que decidí recorrer, sin ser yo consciente de ello, para tener las
experiencias que necesitaba para aprender. Hay experiencias en mi vida que
estoy convencido fue la vida quien me las coloco para que enderezara yo mi
rumbo, hay otras que considero me fueron dadas para sacar lo mejor de mi, eso
que ni yo sabía que era capaz de hacer.
Cuando empezamos a vivir de
una forma que vemos los acontecimientos como mensajes, como guías en nuestro
camino, todo cambia. Nos damos cuenta que esas cosas y situaciones que nos
atraen, es una necesidad de experiencia que tenemos.
¿Nos da miedo?
Algunas si,
otras no, pero en ambos casos las necesitamos para encontrar la siguiente pieza
de nuestro rompecabezas, de nuestro ser, de nuestra vida.