sábado, 28 de marzo de 2020

Nos sentimos Atraídos


Nos sentimos atraídos

En nosotros se desarrollan una serie de sensaciones, de deseos, de sentimientos que nos demuestran y nos enseña que hay algo que nos gusta.  Basta con que usted vea una multitud y de seguro va encontrar una persona que a su vista destaca por encima de las otras personas.  Incluso salir a la calle a caminar encontraremos detalles que nos son mucho más agradables sin estar del todo consciente que hay muchos otros detalles en lo que vemos, que no hemos prestado atención, bien sean sonidos, olores, imágenes o sensaciones táctiles.

Esas pequeñas cosas, situaciones o personas que destacan y nos hacen prestar atención o por lo menos fijarnos con mayor interés, son las que nos van a guiar en el camino de nuestra evolución y desarrollo como seres humanos y como alma.

Es muy sencillo para muchas personas lograr percibir el cómo determinadas experiencias le han ido enseñado y preparando para la siguiente. Con solo hacer un pequeño viaje a nuestra edad escolar, podemos ver como esas materias que aprendimos en años anteriores, nos han preparado para poder aprender en el siguiente año escolar.

Pero nos cuesta poder percibir como un evento no agradable, una relación que ha terminado, un trabajo que no entregamos, una relación laboral, incluso un accidente, nos ha preparado para seguir avanzando y creciendo.

Esas experiencias van desarrollando un patrón de pensamiento, una memoria, que luego ante determinados eventos similares van a mostrarnos a través de la experiencia previa la búsqueda de la mejor solución. Ni hablar de las características que cada ser humano desarrolla, algunos pueden ver sus intentos frustrados y dejar de intentarlo nuevamente, otros en cambio deciden continuar adelante.

Todo ello va forjando el carácter, las ideas, las alarmas, la predisposición a los eventos y muchas veces los miedos a no repetir experiencias no agradables.

Lo bueno es que la vida es benevolente, siempre está a nuestro favor, empujando y llevándonos al camino de aprender y corregir el rumbo. Por supuesto en la medida que nos desviamos se empieza a complicar todo. Es como tener una carretera y decidimos viajar en medio de los matorrales, va a ser más complicado llegar a destino, incluso y seguramente nos perderemos en medio de esa selva donde nos adentramos.

Nos sentimos inmensamente atraídos por esos problemas que van a desarrollar nuestro espíritu, pero no sabemos que esa atracción ha llegado para enseñarnos,  esa persona de la cual usted se ha enamorado produce  una atracción para poder engancharlo a usted con la experiencia necesaria para atravesar el bosque que le toca experimentar y crecer.

Así como cuando somos niños y jugar, nos caemos y vamos aprendiendo a tener mayor control sobre nuestro cuerpo, vamos conociendo la capacidad de levantarnos, de caer y rodar, y de colocar los pies de forma firme para detenernos en una carrera, o sencillamente para poder cambiar de dirección, así es la vida.

Y todas esas acciones físicas que hemos desarrollado se van grabando en nuestros músculos, en nuestra mente y ella hace uso de ese conocimiento sin la necesidad de estar dando órdenes de forma consciente.

De igual forma va sucediendo con cada una de las relaciones que mantenemos, ellas refuerzan, pulen, limpian, desarrollan nuestras capacidades, nuestras habilidades, nos enseñan, nos modifican, nos van puliendo como el joyero hace con una piedra preciosa.

¿Es usted la misma persona que hace 5 años atrás?

¿Piensa de la misma forma? 

Quizás tenga la misma idea de las cosas que le agradan o no le agradan, pero seguramente su patrón de pensamiento ha cambiado. Poco o mucho, pero ha ido cambiando y ha ido experimentando situaciones nuevas o similares, que lo han traído hoy aquí.

Se dice que nos sentimos atraídos en un primer instante por la energía y experiencia que nos brinda la emoción de compartir con otra persona, porque nuestras almas se reconocen entre ellas.  Al igual que el alumno aparece cuando el maestro está preparado, o que alguien se convierte en maestro cuando el alumno ha llegado. Es un camino bidireccional, de doble vía, dos sentidos, porque ambos están enseñando al otro. El maestro aprende de las inquietudes del alumno, el alumno aprende de la experiencia del maestro.

¿Qué es un maestro? 

Sencillamente alguien que ya ha recorrido el camino que hoy hemos decido recorrer nosotros, y con el cual contamos para que este viaje de aprendizaje sea más agradable y sencillo.

En la etapa del enamoramiento, nos segamos ante muchas características de nuestra pareja, la emoción nos embarga, nos nubla la mente. Por ello el amor es ciego, la atracción se hace más fuerte, donde el tiempo se detiene, se vuelve casi de forma obsesiva al pensar constantemente en esa persona, incluso llega a cambiar nuestro estado de humor, haciéndonos sonreír con solo pensar en esa persona, se detiene el tiempo, se nubla la razón, y se intensifican los deseos e impulsos.

El amor se va construyendo en el tiempo, en el compartir, en ir aprendiendo a aceptar esos detalles que cada persona tiene y que quizás no son perfectos para más nadie, pero son perfectos para nosotros, o para mí. Y esas características que a otros puede llegar a sacar de sus casillas y ser intolerables, para el que está enamorado resulta hasta atractivo.

Luego con amor empezamos a identificarnos, a fundirnos uno con otro, a copiar patrones, se empieza a ser reflejo de lo amado, es común encontrar parejas que se aman y que han copiado y modelado el comportamiento de su amor. Sin buscarlo, sin que sea un objetivo, se han amoldado el uno con el otro, incluso en sus diferencias se han vuelto sus virtudes y acompañamiento mutuo.

De no ser por el amor, seguramente no estarían juntos. Pero ese amor necesita crecer, desarrollarse y seguir aprendiendo. Las parejas que dejan de aprender juntas, dejan de amarse. Puede llamarle usted como desee, costumbre, compañía, tolerancia, como sea, pero para seguir juntos necesitamos seguir aprendiendo, claro eso no siempre se hace de forma consciente. 
Todo ello ni siquiera lo podemos percibir cuando sucede, podemos ver hacia el pasado e identificarlo, pero en el día de hoy preguntarse qué estoy aprendiendo no se consigue respuesta. El mapa es mucho más grande que un día a la vez,  es como colocar una ralla cada día sobre una hoja en blanco, como en el juego de unir los puntos,  necesitamos muchos días para ir dando forma a ese dibujo.

Nos sentimos inmensamente atraídos por esas experiencias que nuestra alma desea 
y anhela vivir y experimentar. 

Desde ir a la playa, volar en parapente o conducir un coche.  Toda idea que usted tenga de algo, que cada vez que usted piensa en ello se le esboza una sonrisa en sus labios, se enciende una luz en su interior, es esa experiencia que usted necesita vivir para crecer.

Otro detalle curioso y sucede aún con mayor intensidad, es  esa situación o experiencia que le genera miedo. Mucho de lo que necesitamos para vivir, ser felices, aprender, crecer, desarrollarnos, avanzar, ser abundantes, sonreír, nos genera miedo.

Desea usted aprender a manejar un coche, y le da miedo. Incluso si usted ya maneja, seguramente podrá recordar el temor que sintió las primeras veces que se sentó detrás de un volante. Y no hablo del miedo racional que se siente a través de las ideas de las consecuencias que puede tener manejar sin experiencia, como chocar o colisionar con otro vehículo. Me refiero a ese miedo, ese nudo en la garganta, en el pecho, en el estómago, que comúnmente nos paraliza.

Ese miedo que sentimos cuando dimos el primer beso a nuestra pareja. Ese temor. Esa inquietud.  Ese miedo que no es mental, es un miedo físico, presente en nuestras sensaciones, se disparan mecanismos físicos que si bien aceleran nuestros latidos del corazón y nos puede hacer sudar de los nervios, también sentimos un empuje interior, una paz, un estado en el cual el mundo a nuestro alrededor desaparece, se detiene, deja de existir. Puede estar usted en el sitio más ruidoso de la ciudad y en ese instante el ruido desaparece.

Nos sentimos inmensamente atraídos por los problemas que van a darnos las experiencias que necesitamos vivir, pero seguramente con su edad, con sus experiencias ya vividas, usted debe de tener situaciones que cuando las realiza se siente muy bien consigo mismo. Son esas acciones que realiza que le hacen sentir bienestar, que dentro de usted se sienten muy bien, sin importar si a los demás les parece bien o no. 

Sencillamente a usted le reconforta y le agrada. Puede ser desde algo tan sencillo como cocinar, pintar, limpiar, o armar motores, hacer deporte, o sencillamente sentir en toda su dimensión la naturaleza a su alrededor.

Esas situaciones que le llenan de gozo, son las piezas del rompecabezas que usted debe ir acomodando y encuadrando para descubrir lo que le gusta, lo que puede hacer y descubrir el mapa que ha de conocer en el viaje.

Como mencionamos anteriormente, no hay una regla para todos, pero para todos hay un camino, seguramente nos podremos cruzar una y otra vez, quizás algunas personas nos acompañan por un tiempo con fecha de caducidad, otras lo hacen durante el resto de nuestras vidas. A unos les tocara estar 20 años en el mismo trabajo o haciendo la misma labor, otros no, la diversidad es muy amplia, pero todos hemos nacido con una tarea, con un fin, desarrollar nuestro mayor potencial, queramos o no, hay una fuerza mayor a todos nosotros, sea llamado universo, Dios, vida, esa fuerza nos empuja, nos lleva a donde debemos estar, nos impulsa a ese desarrollo y evolución de todo ser humano.

Mucho se habla de que hemos sido creadores de nuestra vida, algunos están de acuerdo, otros no tanto. Nuestras decisiones han moldeado el camino que hemos recorrido, incluso podemos llegar a pensar que las situaciones externas nos han obligado a tomar esas decisiones. Pero lo cierto es que siempre hemos, tenemos y tendremos un abanico de opciones ante cualquier situación que se nos presenta. 

En mi caso personal pase muchos años tomando decisiones con la mente, analizando, calculando, haciendo pronósticos de los posibles resultados que esa decisión podría dar, en cualquier área de mi vida, sin estar yo consciente de ello, porque era el patrón de comportamiento que había aprendido, le daba yo más valor a lo que pensaba que a lo que sentía, incluso siguiendo patrones de otras personas y de sus experiencias.

No estuvo mal, ya que fue el camino que decidí recorrer, sin ser yo consciente de ello, para tener las experiencias que necesitaba para aprender. Hay experiencias en mi vida que estoy convencido fue la vida quien me las coloco para que enderezara yo mi rumbo, hay otras que considero me fueron dadas para sacar lo mejor de mi, eso que ni yo sabía que era capaz de hacer.

Cuando empezamos a vivir de una forma que vemos los acontecimientos como mensajes, como guías en nuestro camino, todo cambia. Nos damos cuenta que esas cosas y situaciones que nos atraen, es una necesidad de experiencia que tenemos. 

¿Nos da miedo?

 Algunas si, otras no, pero en ambos casos las necesitamos para encontrar la siguiente pieza de nuestro rompecabezas, de nuestro ser, de nuestra vida.


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